17 septiembre 2014
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Por: Paco Jerez.
La Habana/ 17-9-2014
Quienes luchan por un sueño, entregándose al sacrificio, merecen respeto. Defender los colores de una bandera, cualquiera sea la actividad que se realice, se convierte en orgullo e implica compromiso. No hay categoría o designación humana para estimular, premiar o agradecer a quien lo asume. Los héroes no nacen y fabricarlos resulta imposible.
La decepción, sería un sentimiento demasiado triste para que la experimenten aquellos que, lejos de premio, reciben despojo.
Por otra parte, los periodistas deben ser imparciales y naturales, por encima de cualquier sistema e ideología, y por encima de intereses personales o políticos que no reflejen soluciones sinceras aún cuando se manifiesten a través de leyes o decretos.
Es triste, muy triste escuchar decir a la prensa deportiva cubana, especializada y profesional, que resulta bochornosa la deserción de deportistas. Pero para quienes toman tal decisión, no es fácil, y luego no tienen la posibilidad de defenderse de los ataques de la prensa. ¿Por qué adolece el periodismo deportivo de una actitud sincera?
Sin desclasificar información, ni arriesgar la vida, podemos llegar a la conclusión de que quienes dirigen el Boxeo cubano en la actualidad, usan macabras estrategias, si leemos las palabras de uno de los preparadores:
“Los jóvenes se preparan y entregan, viven para este deporte que es en extremo difícil, pero no viven de él. Cuando el estímulo económico llega, se agradece, pues tienen muchas necesidades humanas…”
El trato recibido por el equipo cubano participante en la IV Serie Mundial de Boxeo (Los Domadores), sobrepasa lo ridículo e inhumano. Los combates pactados a 5 rounds son considerados semi-profesionales por la prensa especializada. Los organizadores ponen en manos de cada equipo un monto económico para premiar el show.
Con cada victoria, el púgil cubano recibió como premio una cantidad inferior a lo que recibía en su equipo el adversario derrotado, de más está decir, que el púgil cubano derrotado no obtenía estimulo, aunque hiciera su máximo esfuerzo ante un rival superior. ¿Robo autorizado o despojo permitido?
No importa la extensión territorial de una nación ni el número de habitantes que posea cuando se establecen relaciones comerciales, económicas o financieros con otro estado o bloque comunitario. De forma soberana, la dirección del país mantiene un principio, sea cual sea la relación o el intercambio, el trato debe ser entre iguales.
Cuba combatió contra equipos cuyos integrantes, por cada victoria, obtenían entre 2000 y 3000 dólares. No hay conversación posible que trasforme los 400 pesos convertibles que la dirección del equipo daba a sus púgiles ganadores, en un pago decoroso, ni medianamente similar. ¿Dónde fue a parar lo que en cada tope no les pagaron a los boxeadores cubanos?
La directiva de la Serie Mundial de Boxeo desconoce el humillante trato que reciben los púgiles cubanos por sus propios dirigentes, pues no radican en Cuba. Ellos cumplen con la parte económica para que se premie tanto la victoria como la derrota. ¿Dónde está la prensa cubana? ¿Dónde está el consejo de ministros y su presidente?
Quienes restan importancia al trato injusto que reciben los boxeadores, seguramente nunca en sus vidas han afrontado el rigor de un combate y desconocen las secuelas que a largo plazo deja este deporte. Pero protestar no está permitido, pues conlleva a ser considerado no confiable.
El equipo cubano ganó la Serie de principio a fin. De regreso al país, los púgiles no se sintieron héroes y no perdieron la condición de amateurs. Partieron a eventos de la Asociación Internacional de Boxeo Aficionado (AIBA).
En estos, según el color de la medalla, recibirán estímulos económicos de acuerdo con el decreto del Consejo de Ministros, que asegura al atleta el 80% de sus ganancias cuando regresan al país. Esto tiene una lógica aceptable; de esta forma la divisa entra al país en su totalidad.
Los atletas pueden sentir alguna inconformidad al verse imposibilitados de adquirir algún que otro artículo en el exterior, pero deben entender e interiorizan que, por encima de intereses personales, están los intereses del país. Pero cuando regresan, pasan meses y no ven el dinero prometido.
¿Donde está en ese momento el trabajo de la prensa deportiva especializada y profesional? ¿No se generan insatisfacciones y deserciones con toda lógica? Si las condiciones de trabajo de los periodistas permitieran el acercamiento a los atletas y directivos, sería fácil dar a conocer todo esto.
Ahora que a los atletas corresponde el 80 % de lo obtenido en eventos internacionales, veremos del millón ganado por los Domadores, cuánto corresponde a cada atleta, y si necesitaremos expresar alguna inconformidad.
Fuente: Hablemos Press/ La Habana