La cocinera narra, desde la intimidad familiar, los sucesos que rodearon el estallido de la revolución de Fidel Castro
Cracas/ 13-9-2014
La mayor preocupación de Gladys el día de Año Nuevo de 1958 era tener listos los pasapalos antes de la medianoche. Justo en el momento en que termina su torta helada, Fidel Castro llegó a La Habana con el platillo fuerte de la madrugada: la Revolución cubana. La señora Adria, simpatizante del recién derrocado Fulgencio Batista, huye a Miami y encarga el cuidado de la mansión a su doméstica, quien le jura lealtad con las hornillas de testigo.
La cocinera es la nueva obra que se presenta como parte delFestival de Teatro Contemporáneo Estadounidense. Original de Eduardo Machado y dirigida por Rossana Hernández, toma como excusa un evento histórico para abordar la cotidianidad de una familia que vive en un país polarizado. En la pieza se expone el tratamiento que, en esa época, se le dio a la homosexualidad, el adulterio y el racismo. Muchas de las situaciones que plantea se pueden extrapolar a la realidad venezolana.
“La obra tiene una fuerte carga política, pero no se queda allí. Muestra cómo las decisiones de los líderes inciden en el núcleo familiar. Ni la pieza ni el dramaturgo pretenden tomar una posición al respecto, eso es lo que más me gusta de dirigir esta obra. Para hablar de un país dividido debemos mostrarlo”, cuenta Hernández, quien indica que el perfil de cada uno de los personajes es complejo. “Los protagonistas se muestran con sus defectos y virtudes, son muy humanos y, como tal, deben tomar decisiones difíciles. Aquí no hay buenos ni malos”.
Durante los 80 minutos que dura la pieza, la sala del teatro se impregna de los olores del limón, la soya y las especias. El clima íntimo mantiene al espectador conectado con cada uno de los personajes que interpretan Rubén León, Layla Vargas, Valeria Castillo, Derwin Ernesto Campos y Josmary González.
Layla Vargas encarna a la cocinera de la historia. La periodista que se volvió actriz hace 10 años se muestra complacida con el papel. “No quise parcializarme con ninguna tendencia política y esa decisión se le respeta al resto del elenco. Este ha sido el papel más importante de mi vida, requiere mucha fuerza y entrega. Siento que me falta. Adoptar el acento cubano me costó bastante, espero que no venga alguien de allá (risas)”.
Fuente: El Nacional.