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26 noviembre 2014 3 26 /11 /noviembre /2014 10:57
Fue una de las casas con las que contó la Seguridad del Estado en La Habana para fichar y neutralizar a los descontentos, y mantener a raya a los disidentes. Los vecinos de los barrios sabían que allí trabajaban gente de la “Gestapo” o del “Aparato” (así se les llama en Cuba a los oficiales de la policía política)

 

La Casona de la Gestapo. Foto del autor

La Casona de la Gestapo, en la calle Cortina esquina a San Marianao, en el municipio Diez de Octubre, en La Habana. (Fotos Julio César Álvarez)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Habana/ 26-11-2014

La llamaban La Casona de la Gestapo. Fue una de las innumerables edificaciones con las que contó la Seguridad del Estado en La Habana para fichar y neutralizar a los descontentos, y mantener a raya a los disidentes.

A la caída del muro de Berlín, los barrios de La Habana eran vigilados y controlados por la Seguridad del Estado desde las alturas del edificio de la calle Calzada y K, en el vedado. Era el departamento veinte de la contrainteligencia, más conocido como “El Territorio”.

Ante el inminente colapso del sistema comunista, a los miembros de dicho departamento les ordenaron bajar de sus alturas, y los diseminaron en casas por todos los municipios de la capital del país. Fue una operación dirigida a reforzar la vigilancia y el control de las calles.

Cuando a inicios de la década de 1990 comenzaron a escasear todos los artículos de primera necesidad por un lado, por el otro empezaron a proliferar esas casas operativas de la Seguridad del Estado. En su interior contaban con fusiles automáticos AK 47 para cada oficial, además de la pistola de reglamento que portaban consigo.

Estas edificaciones, si bien mantenían cierta discreción, no eran secretas. Los vecinos de los barrios sabían que allí trabajaban gente de la “Gestapo” o del “Aparato”(así se les llama en Cuba a los oficiales de la policía política).

Ubicada en la calle Cortina esquina a San Marianao, en el municipio Diez de Octubre, en La Habana, La Casona de la Gestapo (como se le conocía) era una de esas edificaciones con las que contaba la Seguridad del Estado en el municipio Diez de Octubre para atajar cualquier manifestación de oposición que pudiera fraguarse en los barrios.

La Casona de la Gestapo 2. Foto del autor

Desde esta casa, los oficiales operativos crearon y consolidaron una red de informantes de barrio, llamada “Personas de Confianza”.

Un promedio de veinte oficiales de la policía política operaba desde La Casona. Cada uno controlaba un área del municipio Diez de Octubre, y respondía por su seguridad.

Tenían el poder para intervenir teléfonos, ordenar el chequeo de la correspondencia, ordenar la aplicación de técnicas de escucha, filmación y seguimiento. Además, podían ordenar la detención temporal de cualquier ciudadano en cualquier estación de policía del municipio.

Para todo ello no necesitaban de orden judicial. Todo lo que precisaban era el visto bueno del jefe de La Casona.

Desde allí los oficiales operativos crearon y consolidaron una red de informantes de barrio, llamada “Personas de Confianza”. La constituían unas 4000 personas, el 2% de los habitantes del municipio de Diez de Octubre, que en aquel entonces rondaba los 200 000.

Siempre que fuera posible, se trataba de que esas personas no fueran ni los presidentes del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), ni los jefes de vigilancia de la cuadra. Así se contaba con la colaboración de informantes que aún no habían sido reconocidos públicamente en el barrio como “chivatos” (apelativo popular para referirse a los delatores)

Los oficiales de la Casona también atendían a una red de agentes secretos. Eran los encargados de espiar de cerca a las personas consideradas como Potenciales Enemigos, y a grupos u organizaciones opuestos al gobierno.

Los Potenciales Enemigos eran las personas fichadas por cada casa operativa como “enemigas de la Revolución”.

Las personas clasificadas así engrosaban las listas de una operación de búsqueda y captura: la “Operación Lucero”. Esta operación consistía en la detención de todos los Potenciales Enemigos a nivel nacional en caso de una desestabilización grave o guerra inminente, con el objetivo de neutralizarlos.

Cuando la crisis económica de los años 1990 tocó fondo, y la política de supervivencia implantada por el gobierno (Periodo Especial en tiempo de Paz) llevó a las familias cubanas a niveles críticos de supervivencia, el descontento alcanzó sus niveles más altos.

Algunas de esas casas operativas fueron blancos de ese descontento. La Casona de Diez de octubre recibió en una que otra ocasión el impacto de huevos y piedras al amparo de los interminables apagones. Pero la casa operativa del municipio de San Miguel del Padrón recibió el impacto de un bloque de TNT, cuya explosión causó daños de consideración al inmueble.

Después de ese sabotaje cambiaron la ubicación de todas esas casas. La Casona de la Gestapo de Diez de Octubre pasó a manos de diferentes organismos. En la actualidad radica allí una sucursal de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT).

Fuente: Cubanet.org

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  • : Esta Página, "Voz Desde el Destierro", pretende que sea una tribuna en la Red de redes, para aquellos que no tienen voz dentro de la isla de Cuba, para romper el muro de la censura, la triste y agobiante realidad del pueblo cubano. Editor y redactor: Juan Carlos Herrera Acosta. Ex-preso Político de la causa de los 75.
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