Moscú sigue con su política 'suave' respecto a Pyongyang no solo a causa de los vínculos económicos, sino también porque considera que el programa nuclear de Corea del Norte es un medio de protección contra Washington, que insiste en el cambio de poder en el país juche.
El autor señala que el 4 de julio se ha convertido en "un día malo para Washington" no solo porque Pyongyang probó su misil balístico intercontinental, sino también a causa de la reunión de Vladímir Putin con su colega chino Xi Jinping. Durante su encuentro, los líderes de los dos países subrayaron la importancia de una distensión en la península.
Entretanto Washington, a su vez, mantiene otro enfoque en cuanto al problema norcoreano. A lo largo de los últimos meses Estados Unidos ha estado tratando de hacer que Pekín ayudara a detener el programa nuclear y de misiles de Corea del Norte. Asimismo, la Administración Trump trató de involucrar a Rusia en la resolución de esta cuestión.
"Sin embargo, Moscú no se preocupa mucho por los misiles norcoreanos, aunque preferiría que la península de Corea se convirtiera en una zona desnuclearizada. Rusia cree que la única solución para el problema norcoreano son las negociaciones con Pyongyang, cuyo resultado sería las garantías de seguridad para Kim Jong-un", escribe Miller.
Una de las razones por la que Rusia mantiene una política más suave respecto a Pyongyang que Estados Unidos radica en el hecho de que Moscú tenga sus propios intereses, señala la nota. Por ejemplo, en plenos ensayos de los misiles norcoreanos, se lanzó un ferri entre la ciudad rusa de Vladivostok y el país juche.
Además, Rusia exporta a Corea del Norte productos como carbón y petróleo, que son de mayor importancia para Pyongyang. En Rusia también hay muchos estudiantes y trabajadores norcoreanos, especialmente en el Lejano Oriente ruso.
No obstante, la razón principal de la postura actual de Moscú respecto a Pyongyang es la diferente percepción del comportamiento de Corea del Norte: El Kremlin considera que la dinastía de los Kim pese a que sea un poco extravagante, actúa de manera racional, opina el periodista.
Los analistas rusos creen que Pyongyang entiende perfectamente que en caso de un ataque atómico, habrá una represalia estadounidense que borrará Corea del Norte del mapa.
Desde el punto de vista de Moscú, la lógica de la destrucción mutua que existía durante la Guerra Fría también puede aplicarse a las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte. En este sentido, muchos analistas creen que el programa nuclear norcoreano tiene también un efecto estabilizador ya que disuade a Washington de una intervención armada.
El autor admite también que ni Moscú ni Pekín están interesados en una Corea unida que sería el aliado de Estados Unidos. Rusia y China ya habían criticado a Estados Unidos por desplegar sus sistemas antimisiles en Corea del Sur. Además, mientras Washington se ocupa de los problemas en Asia Oriental, no puede enfocar su atención en los países de la antigua URSS, teoriza el analista.
Los expertos destacan que Corea del Norte recuerda perfectamente lo que ocurrió con Sadam Husein y Muamar Gadafi, que fueron asesinados tras invasiones extranjeras. Por lo tanto, si Washington no amenazara constantemente con el cambio de poder, Pyongyang no tendría necesidad de desarrollar su potencial nuclear, concluye.
Fuente: Sputnik