Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
11 febrero 2011 5 11 /02 /febrero /2011 05:23

Por: MICHAEL SHIFTER |

Democracia
Foto: Jaime Razuri / AFP

Así lo afirma Michael Shifter, quien estará en el Foro 100 años de EL TIEMPO.

"La buena noticia en América Latina es el pragmatismo", dice Shifter, presidente del Diálogo Interamericano. 

Hay buenas razones para ser optimista sobre el estado de la democracia en América Latina hoy. Las encuestas recientes del Latinobarómetro y el barómetro de las Américas apuntan a niveles más altos de apoyo a sistemas democráticos de gobierno. La política y las opciones electorales se han estrechado. Una política más consensual, más centrista se ha afianzado cada vez más.

El avance hacia una mayor moderación y un más fuerte pragmatismo se puede ver en los resultados de las elecciones en Colombia, Chile y Brasil. Las diferencias ideológicas eran apenas visibles en las tres contiendas. En su lugar, los resultados se pueden explicar por los diferentes estilos de liderazgo y opiniones de los candidatos. Ningún candidato viable en ninguna de estas elecciones desafió el acuerdo general sobre manejo macroeconómico continuado, la preocupación por la agenda social y el compromiso con políticas democráticas. En Colombia, había poca distancia entre los candidatos en materia de política de seguridad.

La tendencia probablemente va a continuar en el 2011. Las elecciones peruanas en abril bien podrían revelar mayores certeza y estabilidad en la política de ese país, comparadas con los años pasados. El candidato antisistema de las elecciones del 2006 -Ollanta Humala- se ha debilitado, y las figuras centristas, como el ex presidente Alejandro Toledo, han ganado terreno. El desarrollo económico y el pragmatismo están comenzando a caminar de la mano en Perú.

La explicación principal de la gravitación de A. Latina hacia el centro del espectro político tiene que ver con las dinámicas y cada vez más profundas conexiones globales de la región. Una participación activa más amplia en asuntos globales -en temas como energía, seguridad, finanzas, tecnología y comercio- desalienta cualquier separación radical de las políticas económicas dominantes.

Las conexiones globales al alza han resultado en el crecimiento de la clase media en países como Brasil, México y Perú. Los niveles de desigualdad -el eterno talón de Aquiles de A. Latina- siguen siendo inaceptablemente altos, pero han caído en un número de países, en parte como resultado de programas sociales más eficaces y dirigidos.

Es alentador que los obstáculos para la participación política para los grupos tradicionalmente marginales se hayan reducido en estos últimos años. Como sea que uno mire el progreso democrático en Bolivia, es difícil no impresionarse por el origen y la biografía de presidente Evo Morales. Impresionante ha sido, también, la vigorosa participación de la mayoría indígena de la población en la vida política y económica del país. También es impactante que hoy tres países latinoamericanos -Argentina, Brasil y Costa Rica- estén liderados por mujeres y que otras tres sean contendoras serias a la Presidencia en Haití, Guatemala y Perú.

Cierto, ha habido un deterioro en la práctica democrática y en sus instituciones. A excepción de Cuba, hay elecciones en toda la región, pero en unos cuantos países ha habido una tendencia preocupante hacia la concentración de poderes presidenciales, la erosión de controles y balances, y un desdén hacia el Estado de Derecho. Es difícil hablar de democracia en cualquier sentido significativo cuando hay funcionarios elegidos libremente a los que se les arrebata arbitrariamente su autoridad, como ha sido el caso en Venezuela.

La región también ha visto reveses en asuntos críticos como libertad de prensa y de expresión. Es un patrón de intolerancia creciente, independiente de orientaciones ideológicas.
Funcionarios, incluyendo presidentes, se han trenzado en feroces confrontaciones con medios independientes. Se han invocado leyes de difamación y de calumnia y se han adoptado nuevas legislaciones, más regresivas. El informe de libertad de expresión de la OEA no es alentador.

La región no sólo está creciendo económicamente, sino que los niveles de pobreza están cayendo, pero hay pocas evidencias de que el crimen organizado y la delincuencia común estén disminuyendo. Al contrario, en especial, en países como Venezuela y el 'triángulo norte' de Guatemala, El Salvador y Honduras, siguen aumentando. Según The Economist, Honduras tenía el año pasado la tasa de homicidios más alta en el mundo.

La creciente criminalidad -en gran parte impulsada por el narcotráfico- constituye la amenaza más significativa para la democracia en América Latina. En América Central, la violencia podría desatar algunos de los reflejos autoritarios que prevalecieron en el período de los conflictos civiles de los 80.

Colombia es uno de los pocos países latinoamericanos donde el ambiente de seguridad ha mejorado, aunque se mantienen importantes desafíos de seguridad. El problema de la droga sigue lejos de estar resuelto y el conflicto armado continúa.

Pero la experiencia reciente de Colombia demuestra que es posible consolidar la capacidad de las instituciones del Estado para invertir ese deterioro y ocuparse más eficazmente de los problemas de seguridad. De hecho, Colombia ilustra las complejidades y las contradicciones del desarrollo democrático.

Los problemas de violencia, de derechos humanos y de corrupción han coexistido allí con una Corte Constitucional que es considerada modelo para el resto de la región. Hubo pocas dudas de que la decisión de la Corte hace casi un año sobre la constitucionalidad del tercer término de presidente Álvaro Uribe sería respetada completamente. Infortunadamente, sin embargo, el ejemplo de Colombia en este respecto es más la excepción que la norma en América Latina.

Por supuesto, el avance hacia un mayor centrismo se liga al ambiente económico general, que estos últimos años ha sido favorable para la mayor parte de la región. La capacidad de América Latina de resistir a la crisis económica -que se originó en EE. UU., donde sus efectos aún se sienten- fue impresionante y refleja avances en gerencia económica y diseño de políticas, de los que Washington haría bien en aprender.

Pero no está claro cuánto más se mantendrá ese contexto económico global tan benigno. Cualquier empeoramiento significativo en la situación económica de China, por ejemplo, tendría consecuencias enormes para las economías de A. Latina, que afectarían el paisaje político. Altos costos de alimentos y combustible aplican enorme presión en los más pobres de un número de países, y podrían aumentar el descontento y el malestar social y político en algunos países latinoamericanos.

La buena noticia es que el pragmatismo y las políticas de centro caracterizan a muchos países latinoamericanos importantes. Pero, a la vez, no hay mucha voluntad política entre los gobiernos para ocuparse de la seria erosión de las salvaguardias democráticas en las situaciones más problemáticas. Si se compara con hace una década, cuando los gobiernos hemisféricos adoptaron la impresionante Carta Democrática Interamericana, hoy hay poco apetito por medidas eficaces y colectivas. Eso es infortunado y plantea una prueba para la OEA, Unasur y otros cuerpos multilaterales que claman defender los principios democráticos.

Compartir este post
Repost0

Comentarios

Presentación

  • : Blog Voz desde el Destierro
  • : Esta Página, "Voz Desde el Destierro", pretende que sea una tribuna en la Red de redes, para aquellos que no tienen voz dentro de la isla de Cuba, para romper el muro de la censura, la triste y agobiante realidad del pueblo cubano. Editor y redactor: Juan Carlos Herrera Acosta. Ex-preso Político de la causa de los 75.
  • Contacto

  • vozdesdeeldestierro.juancarlosherreraacosta.over-blog.es
  • Luchar por el Derecho a los Derechos en Cuba
  • Luchar por el Derecho a los Derechos en Cuba

">