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20 abril 2011 3 20 /04 /abril /2011 12:36

 

 
1-ex-presos-politicos-cubanos

Integrantes del primer grupo de desterrados en Madrid

La Iglesia Católica de Cuba, según un comunicado recientemente emitido por el Arzobispado de La Habana, intermediario entre los disidentes encarcelados y el gobierno castrista, acaba de enterarse en una nota de prensa emitida en España por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de este país, que el proceso de liberación --iniciado en 2010 por el castrismo-- ha concluido.

Lo mismo que le sucedió a Fidel Castro cuando Kennedy se puso de acuerdo con Kruschev. Fue el último en enterarse de que los misiles iban a ser retirados, al inicio de la revolución.

Desde el principio muchos sabían que “la buena voluntad” del Cardenal Jaime Ortega Alamino, que de noche suele tocar a Chopin antes de acostarse, tendría este final. Su justo precio. ¿Qué otro iba a tener o esperarse de un gobierno que a él mismo lo internó en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, esos campos de concentración encubiertos, página negra de la Revolución Cubana? Al parecer el Cardenal no sabe con quién está tratando. Lástima que ha fallecido Juan Pablo II, experto en cómo lidiar con los comunistas. Mientras tanto, la Nunciatura Apostólica del Vaticano en Cuba calla.

En España, el gobierno del histriónico presidente Zapatero y la no menos histriónica ministra de Relaciones Exteriores, Trinidad Jiménez, no parecen molestarse con que en las negociaciones migratorias que han concluido los disidentes no tengan categoría de asilados políticos. El estatus que tienen es de emigrantes, cuando a los que viven en España los están deportando a sus países de origen si éstos lo solicitan, o por haber cometido actos delictivos. Al fin y al cabo, los disidentes cubanos para Zapatero y su Ejecutivo, legalmente, no son más que delincuentes comunes que ellos deciden, por implicaciones extra políticas con Cuba, aceptar. La diplomacia española, en un ardid en el que estuvo de acuerdo también el depuesto ministro de Relaciones Exteriores, Moratinos, calla.

El periódico Intereconomía ha denunciado esta treta. No pasa nada. Si en Cuba se violaron sus derechos humanos, aquí también. Los primeros días de abril, 37 liberados llegaron con una comitiva de 200 personas. Fueron alojados en hostales, centros de acogida y viviendas en ocho regiones de la península. Han liberado y han llegado a España 103 disidentes con un total de 647 personas. El compromiso de ayudarles a buscar trabajo y homologar sus títulos universitarios no ha sido cumplido.


No son presos políticos


El Ministerio de Exteriores de España se ha negado rotundamente a llamarles “presos políticos”. De facto tendrían que concederles asilo, lo cual implicaría una serie de trámites ante el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados. Ello conllevaría a testificar que el gobierno cubano es una dictadura, lo cual no es reconocible por Zapatero y sus ministros. Este es el juego de Trinidad Jiménez, consentido por su tutor, Zapatero.

Ninguna de las personas excarceladas ni sus familiares tiene empleo. Según las ONG (Organizaciones No Gubernamentales) que los tratan, la crisis económica que vive España, más profunda de lo que se dice y que comenzó realmente cuando el cambio de la moneda –la entonces peseta fue sustituida por el euro, y la inflación se elevó a niveles nunca antes visto en este país--, impiden que encuentren trabajo. Contra ello conspiran los lentos trámites burocráticos en la homologación de sus títulos. No se ha hecho ningún decreto oficial para agilizar estas gestiones. Son personas importadas como cabeza de ganado, por tal de que salgan de Cuba y dejen de manifestarse en la isla contra el castrismo.

Según informa Europa Press, siguen dependiendo del estipendio que el Ejecutivo español les ha asignado. Para ganar algún dinero, pocos de ellos hacen trabajos ilegales de albañilería, carpintería y fontanería (plomeros). Esto lo sabe la Cruz Roja de España. Esto lo sabe también la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Y no pasa nada.

En España hay cuatro millones y medio de desempleados, sin contar con las personas que tienen contratos “basura” en los cuales se le miente al Ministerio de Hacienda respecto a los impuestos a pagar por los empresarios y las cotizaciones de los trabajadores. Es tal el fraude consentido que apenas hay inspecciones laborales a las empresas, en tanto que los empresarios se aprovechan de la indefensión de los emigrantes de Europa del Este y latinoamericanos, en situación precaria.

La totalidad de las familias cubanas que han venido es de 115, pero algunas han decidido irse a Estados Unidos, Chile y la República Checa. Si hacían la petición de asilo se quedaban sin la inmediata ayuda de subvención del gobierno español. En esta situación coyuntural hay 763 personas. Por lo que la mayoría, para proteger a sus familiares, aceptaron este chantaje económico. Al llegar optaban por la protección de Zapatero, y recibían en pocas semanas la protección subsidiaria.

De estos sólo 41 han recibido el estatus de asilo político por “fundados temores” de que fueran de nuevo perseguidos o encarcelados en Cuba si volvían a la isla. El resto se ha acogido a la protección subsidiaria. Esto está financiado, por razones humanitarias, por los Ministerios de Trabajo y Asuntos Sociales, y el de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Acogida

Primero fueron internados en Madrid, alojados temporalmente y posteriormente fueron distribuidos por las ONG en varias regiones de España, asignados sin su elección a donde iban a residir, por un periodo medio de unos dos meses. Luego pasaron a pisos de alquiler, para cuya renta reciben entre 540 y 740 euros. Como complemento, y dependiendo del número de personas que integran el núcleo familiar, se les entrega en torno a unos 850 euros. La máxima ayuda es de 1 390 euros al mes. Las ONG les dan una ayuda extra de 300 euros adicionales por la escolarización de los niños y la compra de libros de texto y ropa, a lo que se agrega la cobertura económica de algunos cursos de formación y búsqueda de empleo.

Algunos de los integrantes de esta deportación masiva están agradecidos. Otros no. El periodista Omar Rodríguez, radicado en Gijón, contaba a Europa Press que su empleo era buscar empleo. Y que su hijo de 22 años no había homologado su título de nivel secundario, lo que le impedía acceder a los estudios de Bachillerato o a un curso de Formación Profesional. Alexis Rodríguez, acogido en Valencia, opina que el Estado español podría darle “algunas cosas más, pero con lo que dan se puede sobrevivir”.

Debido a esta situación, Juan Carlos Herrera Acosta quiere volver a Cuba. Denuncia el “trato hostil” y “vengativo” del gobierno español contra los disidentes que han “alzado su voz” ante la “violación” de sus derechos desde su llegada y con salida forzosa de la isla. O se largaban con la complicidad de Zapatero y Trini, o seguían encarcelados: “España debería ser nuestra segunda patria y lo que nos hemos encontrado es con un trato hostil”, afirma. Por esto mismo muchas familias no quieren quedarse.

Herrera Acosta, al igual que muchos otros, decidió trasladarse con sus familiares a algún país de Europa o América Latina. A él fue el único al que le quitaron el abono de transporte. Mario Alberto Pérez Aguilera se ha quejado de la asistencia de la ONG ACCEM, que dispuso que se trasladara de un centro de acogida en Sigüenza (Guadalajara) a dos pisos donde no caben 11 personas, que es su número de familiares.

Esta es más o menos la situación de 246 personas ubicadas en Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana, Cantabria, País Vasco, Castilla-La Mancha, Cataluña y Castilla y León, ha informado el Ministerio de Exteriores. Al llegar, en el mismo aeropuerto fueron subidos a docenas de autobuses y ubicados en Sevilla, Puente Genil (Córdoba), Torrelavega (Cantabria), Valencia, Alzira (Valencia), Cullera (Valencia), Málaga, Baracaldo (Bilbao), Sigüenza (Guadalajara), Barcelona y Valladolid. Orlando Fundora salió del aeropuerto en una ambulancia para permanecer en Madrid por su crítico estado de salud.

Todavía con la incertidumbre de su destino, salían de Barajas sin hacer declaraciones a los periodistas. Su emoción sólo la reflejaban con gestos de victoria y sonrisas. Vi que uno vestía una camiseta con un letrero: “Libertad sin destierro”. Pero eso es lo que son: desterrados. Lo mismo que hacía España en los tiempos de la colonia. Y es que el gobierno de Zapatero se comporta con los presos políticos como un colonizador. Aún la pérdida de Cuba duele en la memoria del antiguo imperio, que ellos mismos destruyeron y cuya riqueza dilapidaron. “Más se perdió en Cuba” es una recurrente frase de resignación ante una desgracia irreversible e inevitable.

La liberación de los presos la dio a conocer el Arzobispado de La Habana en diversos comunicados entre el 4 y el 22 de marzo, después de que aceptaran los encarcelados el destierro a España para salir de las prisiones. En estos momentos tanto el gobierno de Cuba como el de España ignoran a la Iglesia Católica cubana, dejándola en una situación de penoso ridículo.

Según el diario ABC de España, los trámites que hay detrás de esta expulsión de disidentes se hicieron en absoluto secreto. Diario de Cuba apuntó las declaraciones del ministro español de la Presidencia, Ramón Jáuregui, para quien la labor de su entidad “constituye un logro” del Ejecutivo de Zapatero.

El paraíso español

Entre los desterrados están, entre otros, Juan Carlos Vázquez García, Bodanis Zulueta Ramos, José Antonio Sardiñas Martín, Antonio García Reyes, Arnaldo Márquez Gil, Eduardo Díaz Castellanos, Erick Caballero Martínez, Alberto Santiago Dubouchet Hernández, José Manuel de la Rosa Pérez, Néstor Rodríguez Lobaina y Roberto López Rodríguez. Así hasta llegar a la centena.

Al llegar a España Blanca Reyes, representante de las Damas de Blanco en Europa, declaró: “¿Pero es que no les han podido llevar más lejos?”. Los primeros en arribar fueron ubicados en un polígono industrial, al final del alejado barrio madrileño de Vallecas, junto a un solar yermo. Esto era, desde luego, un paraíso en comparación con una cárcel del castrismo, donde están las personas en situaciones infrahumanas, como señala Ricardo González, corresponsal de Reporteros Sin Fronteras en Cuba: “Hacinamiento, goteras de desagües, celdas donde los internos defecan en un hueco, en el mismo lugar donde duermen...”.

Para los detenidos en la Primavera Negra de 2003, con condenas de hasta 28 años, el gobierno dictaminó un régimen “de mayor severidad”. Ricardo González padeció tres meses la luz encendida las 24 horas. Léster González fue recluido en un cubículo de 1,80 metros sin luz, del que lo sacaban sólo un rato al día a coger sol. Estaba a 533 kilómetros de La Habana. La condena internacional conminó a las autoridades a atenuar las condiciones de confinamiento, y fueron recluidos con presos comunes.

Y como presos comunes son tratados hoy en España. Pablo Pacheco, en una celda de 83 metros con 66 reclusos, escribió su experiencia en un testimonio escalofriante: “Voces tras las rejas”, publicado en un blog. Cuenta los suicidios y autolesiones para demandar medicinas o escapar de las palizas. José Luis García Paneque, cirujano especialista en quemados, se repone de su desnutrición al perder 40 kilos (88 libras). El daño también es psicológico, como el sufrido por el economista Antonio Villarreal. Ricardo González declara sin matices: “Estamos desterrados, esa es la realidad”. Aunque afirma seguir en su misma postura “por los que quedan atrás”.

Como en el Imperio Romano, desde 1962 Fidel Castro ha regalado con magnanimidad tal moneda de canje, los presos políticos, sin que por ello haya cedido un ápice en su postura totalitaria, despótica y absolutista. Y han sido complacidas personalidades como el escritor García Márquez, el senador Jesse Jackson o el ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, que acaba de visitar Cuba. ¿Y la democracia? Nada de nada.

Los ex presos en su mayoría se sienten engañados por el gobierno de España. Julio César Gálvez ha rechazado irse de Madrid y acusa al Estado español de negarles el asesoramiento legal prometido. Junto a Ricardo González Alfonso fue el primero en declararlo en rueda de prensa. A esta pantomima se prestó entonces Agustín Santos, jefe de gabinete del entonces ministro de Asuntos Exteriores, Moratinos. Querían enviarlo a Alicante y él decidió quedarse en Madrid. Fue desconcertante cuando los medios de prensa le oyeron su rotunda afirmación: “Si me ponen en medio de la calle, sería una vergüenza para el Gobierno español. Yo no pedí venir a España”.

La antigua ex metrópoli juega con la modificación de la Posición Común de la Unión Europea, que ha reiteradamente condenado a Cuba, en tanto ésta por el momento respira, tomando fuerza con el petróleo que le regala Hugo Chávez, para cometer nuevos desmanes. Ricardo González Alfonso, Mijaíl Bárzaga, Normando Hernández, Antonio Augusto Villarreal, Omar Rodríguez, Luis Milán, Pablo Pacheco, José Luis García Paneque, Léster González y César Gálvez han manifestado por escrito “su desacuerdo” con la modificación de la misma. En tanto las empresas españolas en Cuba siguen invirtiendo y el Estado español concediéndole créditos al castrismo. ¿Y el Parlamento Europeo qué hace con respecto a los deportados? De nuevo, nada de nada

Más se perdió en Cuba

El pasado jueves 14 de abril de 2011, un grupo de disidentes cubanos en España denunciaron que al menos 55 presos políticos, por ser miembros de movimientos opositores o manifestarse contra el gobierno cubano, siguen encarcelados, y pidieron su liberación inmediata. Estaban esta vez presentes José Gabriel Ramón Castillo y Julio César Gálvez. “Que sepamos Cuba no ha dado por terminado este proceso'”, aseveró Castillo en rueda de prensa en la Fundación Hispano Cubana de Madrid.

Pues sí. Ha terminado según el gobierno de España y el de Cuba. Y el Cardenal Ortega aún no se había enterado. Con 115 ex prisioneros y 700 familiares acogidos en el país ibérico ya es suficiente. Pero mencionaron a Rolando Sarraff Trujillo, que lleva 15 años en prisión de una condena de 25, por delito de espionaje. Su hermana Vilma Sarraff, residente en España, pidió que su caso sea revisado ¿Y Trinidad Jiménez? Bien. Simpática como siempre. Usando champú de la exclusiva marca L’Oreal y repitiendo el slogan del anuncio “porque yo lo valgo” ante un espejo enorme, como si fuera la Marquesa de Santa Cruz, en cuyo palacio su Ministerio tiene sede.

Pero hay una famosa copla española que dice “Algo tu vida envenena. / ¿Qué tienes en la mirá / que no me pareces buena, Triniá? / mi Trini. Ay… Triniá”.

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