Domingo Alberto Rangel

Nadie imaginó que al comienzo de la 2da década del siglo XXI, los pueblos árabes se levantaran contra sus gobernantes despóticos y opresores. Definitivamente los pueblos se cansaron de estar sometidos por la bota de gobernantes embusteros que pregonando un falso nacionalismo marearon y confundieron a esos pueblos y al mundo entero. Hoy estamos viviendo un despertar de la conciencia, cierto, la cosa se inició en Túnez, se extendió a Egipto, se trasladó al Magreb desnudando a Muamar Al Gadafi y comienza a llegar a la China del Presidente Mao.

Estas manifestaciones ocurren de tiempo en tiempo, cuando los pueblos se cansan de regímenes autoritarios, despóticos, dictatoriales, militaristas y unipersonales que no los dejan ni respirar. Hoy, nuevamente los pueblos como los ríos reclaman lo que les pertenece y ¿qué exigen?, la libertad, la democracia y la restauración de los valores y principios que fueron consagrados en el ayer lejano por la Revolución Francesa y ratificados con la Revolución Proletaria del Octubre Rojo de 1917.

Libertad, Democracia, Principios y Valores que han sido secuestrados tanto por el Sistema Capitalista como por el Socialismo o Comunismo Soviético desde hace más de 100 años. Los pueblos comienzan a pensar que la libertad es el pivote sobre el cual descansa la aplicación de principios, valores y la democracia que se busca, quieren convivir en otras condiciones donde los privilegios de pocos individuos no se conviertan en un obstáculo para el progreso material de las grandes mayorías.

Ciertamente nadie imaginaba que la rebelión iba prender y mucho menos en esa zona, pero la insurgencia se presentó y ahora los revolucionarios tenemos un problema que debemos enfrentar, vivimos una coyuntura histórica, ¿Qué postura los hombres de izquierda debemos asumir frente a ella?, nos hacemos los indiferentes?, nos hacemos los locos como si no estuviera pasando nada?, ó damos un paso adelante?. Nosotros optamos por la tercera opción, dar un paso adelante, entonces, asumimos la responsabilidad ante la historia, en esas condiciones nosotros que somos defensores del pensamiento de los revolucionarios, del pensamiento de Marx, del pensamiento libertario, del pensamiento de los que luchan por la redención de los seres humanos.

Por esas razones, decidimos dar el paso adelante. Con esta posición categórica condenamos los excesos de las represiones que están ocurriendo en el Magreb y el Golfo Arábigo Pérsico. Pero así como afirmamos esta posición, vamos a hacer una aclaratoria y una autocrítica para evitar equivocaciones. Si, reconocemos que en el pasado estuvimos respaldando a Muamar Al Gadafi, estábamos persuadidos y creíamos de buena fe, que en esa zona se estaba sembrando una semilla y que el Libro Verde contenía una novedad que bien valía la pena estudiar, por eso, nuestra solidaridad con el pueblo libio y su líder. Posteriormente el régimen libio comenzó a desviarse, convirtiéndose en un régimen autocrático, unipersonal y familiar, violando lo que se indicaba en el Libro Verde.

A partir de esas desviaciones rompimos con Libia y su régimen, mucho más cuando ese régimen patrocinó la voladura del avión en Loockerbie. Si antes habíamos condenado la voladura del avión cubano, frente a este hecho no nos quedaba más camino que adoptar una postura similar.
La izquierda universal y la venezolana en particular, vive en este momento histórico, sus días aciagos, grises, casi en la orfandad, demostrando debilidades cuando nos dejamos confundir y llegamos al extremo de apoyar experimentos militaristas que llevan por dentro una profunda carga fascista, así pregonen el socialismo como excusa para justificar sus posiciones, eso ocurre en muchas partes del mundo y en Venezuela también.

Somos la parte de la izquierda que no se ha rendido, la que se niega a apartarse de la ruta y el libreto desarrollado por Carlos Marx, somos la izquierda que considera que el Marxismo sigue teniendo una vigencia histórica indiscutible, así digan lo contrario la burguesía y sus adlateres, somos la izquierda irredenta, objetiva y moderna que no se doblega frente a las adversidades, somos como una voz que clama en el desierto de la soledad en la que nos encontramos y lo reconocemos, somos la izquierda que anda buscando el camino que más temprano que tarde encontraremos, somos la izquierda que por razones políticas, ideológicas y morales da un paso adelante para condenar la brutal represión y el genocidio cometido por Muamar Al Gadafi contra el pueblo libio, creemos que debe irse y tiene que irse conjuntamente con sus hijos, que son tan perversos como él.

Así, como condenamos a Gadafi, también condenamos el genocidio y la represión de Buteflika, Alí Abdala Saleh, Nury Al Malik, Al Jalifa, Qabus Ibn Said, y al sátrapa de Ahmadineyad contra los angelinos, yemenistas, bahreinistas, omancistas e iraníes. Así como condenamos a Gadafi condenamos a los otros para ser justos.

Pues bien, aquí estamos asumiendo una posición digna que se corresponde con nuestra postura de revolucionarios, aquí estamos los que estamos, los que nos identificamos con la redención de los pueblos del Magreb y el Golfo Arábigo Pérsico, sabemos de complicidades de las potencias capitalistas con estos regímenes oprobiosos por los intereses petroleros, pero por eso, no vamos a dejar de pronunciarnos en contra de estos tiranos.

Sabemos que esta posición puede crear desconcierto, pero le decimos a los compañeros cubanos que deben acostumbrarse a la idea de que no estamos atados a ningún dogma, que asumiremos posiciones, de acuerdo a nuestra conciencia, reflexión y convicciones, que éstas posturas independientes no van a afectar en lo más mínimo nuestra adhesión y respaldo a la Revolución Cubana, en tanto ella siga representando los signos de la esperanza y redención de los pueblos.

Por último, estamos convencidos que la era de los regímenes autocráticos, autoritarios, dictatoriales, militaristas y unipersonales han llegado a su meta final, lo que no significa que por las complicidades del orden burgués y capitalista vigente no aparezcan de vez en cuando regímenes de éstos signos, pero que serán muy transitorios. Si, con estos acontecimientos que han aparecido en el Norte de África, en el Magreb, en el Golfo Arábigo Pérsico y que se han extendido incluso hasta Bolivia, nos indica que el tiempo de los regímenes despóticos serán cosas del pasado, porque los pueblos que andan buscando el camino están dispuestos a todo lo que esté a su alcance para encontrarse con la libertad, con los principios y valores universales del hombre para conquistar una verdadera democracia.

En consecuencia, exhortamos a los trabajadores y a la juventud que no se dejen manipular por las élites gubernamentales, ni por políticos o militares que se creen predestinados, que se alcen contra todos y que luchen por conquistar la libertad y el bienestar económico-social a lo que tenemos derecho los seres humanos sin distingo de ningún tipo. Nosotros estaremos allí, respaldando e impulsando esos combates.