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17 abril 2011 7 17 /04 /abril /2011 04:16
El príncipe Felipe y su esposa, Letizia, durante su visita al Museo Yad Vashem, en Jerusalén. | Efe

El príncipe Felipe y su esposa, Letizia, durante su visita al Museo Yad Vashem, en Jerusalén. | Efe

 

Actualizado domingo 17/04/2011
El soldado más famoso del mundo

Desde que me declararon "soldado inútil" evitándome la mili -un millón de gracias, amigos, a vuestras órdenes-, o quizá desde antes, quién sabe, no sintonizo demasiado con los militares. Tienen que existir, supongo; disponen de una misión también en tiempo de paz, imagino. Pero los prefiero lejos y sin trabajo. O, mejor: en labores humanitarias exclusivamente, si es posible; y, si no lo es, que sus obligaciones sigan siendo múltiples e irrelevantes, para que no piensen demasiado, que a veces a alguno se le ocurre mejorar el estado (civil) de las cosas. Así que todos lejos. Todos, menos uno. Al soldado Manning le vendría bien un cambio de aires, porque donde está no tiene ninguno. Aislado, pasa veintitrés horas diarias en su celda de seis metros cuadrados. Sólo se le permite hacer una hora de ejercicio al día, y ha de responder a sus carceleros cada cinco minutos. Supongo que para verificar que no se ha escapado de la cárcel de máxima seguridad donde está recluido en Virgina. Acusado de asistencia al enemigo y a la espera de un juicio marcial que podría culminar en una condena de cadena perpetua, pocas dudas caben de que al bueno de Bradley, con su irreprochable cara de buen chico, lo están torturando, por mucha apariencia legal que pueda tener su situación. No debe de tener ninguna gracia que a uno lo torturen, y tal vez menos si lo hace tu propio Ejército. Será, supongo, "tortura amiga". Lo de robar archivos informáticos secretos y filtrárselos a WikiLeaks no está, desde luego, bien visto en USA. El soldado más famoso del mundo se cargó buena parte de la diplomacia de su país; con él, ahora, no están teniendo ninguna.

En el peor Guantánamo

Juan Carlos Herrera también ha sufrido tortura y, de hecho, también se podría considerar "amiga", por muy extraño que suene este término en semejante contexto. Natural de "el peor Guantánamo", como llamó al que no está enrejado, Herrera se encuentra, ocho meses después de su llegada a España, en una situación límite, sostiene. Sometido durante más de doce años a la asfixiante sombra caribeña, y no a la de las palmeras precisamente, Herrera conoce con más detalle del que querría las terribles cárceles cubanas. Su crimen, exigir la transformación del sistema de su país para convertirlo en una democracia. Los Castro, que andan este fin de semana de parranda celebrando el cincuenta aniversario de la victoria en Bahía de Cochinos, no aceptan sugerencias, y menos de esta naturaleza. Con ese aire a Silvio Rodríguez que lleva, aunque ocupe una postura política opuesta a la del trovador de San Antonio de los Baños, y con una labia comparable a la del músico del régimen, Herrera abandonó la isla caribeña gracias al acuerdo entre los gobiernos español y cubano en agosto e, insiste, con el apoyo de la Iglesia. Ahora, poco más de medio año después, el expreso político descalifica a nuestro Gobierno ya que, afirma, no ha cumplido sus obligaciones con él, llegando a retirarle hasta el abono transporte. Tan enfadado se encuentra el guantanamero que está dispuesto a regresar a Cuba y someterse a lo que los inmortales -por lo que se ve- dictadores cubanos dispongan. Suerte, compañero.

Contra la corrupción

Éstos no han sido torturados, ni deben serlo, aunque algún bofetón indoloro pero colosalmente sonoro seguro que les vendría bien. Por estar imputados en casos de corrupción e, imperturbables, pretender su continuidad política. ¿Quién, en su sano juicio, no firmaría a favor del vacío electoral a quienes han sido imputados por corrupción? ¿Cómo es posible que los partidos acepten que sus políticos acusados de semejante delito concurran al proceso electoral? Los ciudadanos, hartos de políticos comisionistas, cada día creen menos en el colectivo, y exigen una clase política honesta que verdaderamente les represente y que no les defraude. Como otras cien mil personas, también yo firmo a favor de las listas limpias que promueve la plataforma Avaaz.

El muro de la vergüenza

Hasta esta semana el príncipe Felipe nunca había puesto los pies en Israel donde, lamentablemente, no son desconocidos ni el concepto de la tortura ni el de la corrupción –Lieberman, el actual ministro de Exteriores, es una buena muestra-, ni a uno ni a otro lado del muro, ni en estos tiempos ni en otros menos recientes. Don Felipe, con criterio y con habilidad, en Palestina y en el Estado judío, ha pedido concordia, a pesar de que el clima de violencia en Oriente Medio continúa, inagotable, desangrando la zona y, lo que es peor, no se observan signos que permitan vaticinar su extinción. A nuestro futuro rey, como a cualquier ciudadano, habría que exigirle que al menos una vez en su vida visite el Museo del Holocausto de Jerusalén. Ése sí que es no el muro de la vergüenza provocado por europeos, sino la más clara representación de la barbarie feroz a la que los humanos somos capaces de llegar. Toda una vergüenza. Toda una imperiosa necesidad, también, conocer el complejo museológico de Yad Vashem. Seguro que don Felipe, después de recorrer sus galerías hirientes e inolvidables, se ha convertido en un estadista un poco mejor; en un hombre un poco mejor.

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  • : Esta Página, "Voz Desde el Destierro", pretende que sea una tribuna en la Red de redes, para aquellos que no tienen voz dentro de la isla de Cuba, para romper el muro de la censura, la triste y agobiante realidad del pueblo cubano. Editor y redactor: Juan Carlos Herrera Acosta. Ex-preso Político de la causa de los 75.
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