Por Jorge Alberto Liriano Linares/ Hablemos Press.
Camagüey.- Un mecanismo de represión prevalece en el interior de las cárceles del territorio, poniendo en peligro la vida de miles de seres humanos, se trata del empleo de perros en la custodia de los condenados.
La peligrosa táctica data del siglo XX y fue empleada criminalmente por los fascistas alemanes y los gobiernos dictatoriales de América Latina.
Ya en el siglo XXI la humanidad contactó escalofriantemente el uso de perros en la prisión de Abu Ghraib las imágenes recorrieron el mundo cuando soldados norteamericanos azuzaban perros rabiosos contra los prisioneros.
Hoy en día esas mismas imágenes son revividas en la cárcel de máxima seguridad Kilo 7, ubicada en el centro oriental de la Isla, donde el empleo de perros como método de represión resulta una práctica común y sistemática que viola las normas internacionales y pone en peligro la vida de los sancionados.
Según datos de la prensa oficialista en Cuba, cada año 30 mil personas son mordidas por animales y el 90 % de estos incidentes son provocados por perros.
La cifra considerada elevada por la fuente, no especifica cuantas han sido las víctimas mordidas por los feroces canes del Ministerio del Interior y sus fuerzas represivas. Se supone que debe alcanzar altos saldos de víctimas, por supuesto ocultos como tantos secretos de estado.
Por estos días en que tiene lugar una campaña nacional de vacunación antirrábica canina, el pueblo cubano y en especial los presos en el interior de las cárceles, albergamos la esperanza que los perros utilizados por el Ministerio del Interior en función de reprimir y aterrorizar a la población, sean priorizados por la bendita campaña antirrábica.
Y apropósito de la citada campaña, sería muy conveniente que el gobierno de la isla destinara algún nivel de vacuna para los funcionarios de las prisiones cargados de tanto odio e instinto asesinos que patentizan tener rabia, una rabia mucho más letal y mortífera que la que pueda afectar a los infelices perros utilizados como armas de destrucción y muerte en el interior de las cárceles.
A fin de cuentas, los presos cubanos estamos consientes que mucho más peligroso que los perros, son los rabiosos guardias, que sin ningún tipo de escrúpulos golpean, torturan y asesinan en completa impunidad.
Contra ellos, debemos enfocar esta batalla humanista, una lucha contra la rabia militar.
7 febrero 2012
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